Fin de semana en Teno Alto

El fin de semana resultó una experiencia única.  Iniciamos el ascenso hacia Teno Alto  desde Buenavista a través de una carretera estrecha y serpenteante que atraviesa un monte verde en el que la bruma se muestra siempre más o menos presente y, una vez sobrepasado el pequeño caserío de Los Bailaderos, nos encontramos con un paisaje extraordinario.  La vegetación es escasa y dominan las hierbas secas, altas y acostadas por el viento que modela también los pocos árboles.

Después de algunas revueltas buscando la casa según las indicaciones que su propietario, Antonio, describe en su WEB, llegamos finalmente. La construcción es de lo más elemental ya que se trata de unas viejas cuadras rehabilitadas. Los diferentes cubículos en los que se guardaba el ganado han sido remozados levemente y convertidos en dormitorios, cocina y baño en una singular disposición lineal que, si bien protegen del viento reinante, obligan a salir al exterior para pasar de uno a otro. Totalmente acorde a lo natural del entorno y de los ocupantes.

Esa primera tarde fuimos llegando los primeros poco a poco y empezando a disfrutar del fin de semana, del sol y de las magníficas vistas del mar y de la Gomera que se divisaban desde la casa lo mismo que seguimos haciendo los demás días. El tiempo se nos pasó entre aperitivos de categoría y relajadas charlas al sol.

También disfrutamos de interesantes caminatas que nos hicieron descubrir parajes insospechados, como el camino que une Teno Alto y La Palmita que, aunque no lo recorrimos en toda su extensión, discurre por zona húmeda y boscosa salpicada de terrenos cultivados cuyos difíciles accesos permiten adivinar la dureza de las condiciones de vida de los pobladores de este territorio.

Totalmente distinto fue el paisaje por el que caminamos desde la casa hacia el horizonte con la intención de asomarnos a los barrancos y acantilados que conforman la costa noroeste de la isla. La caminata tuvo premio y disfrutamos de un paisaje sorprendente y unas vistas espectaculares de la Punta de Teno y su faro.

Tras el regreso, y como no podía ser de otra manera, un almuerzo sustancioso y reconfortante en la barbacoa atendida por nuestro Maestro Asador. Esta comida fue la última de las muchas que se sucedieron, desayunos, almuerzos y cenas en las que de nuevo degustamos suculentos platos regados generosamente. El naturismo y la gastronomía disfrutados en los mejores lugares y en la mejor compañía.

En esta ocasión hubo incluso actividades extraordinarias, como la contemplación del cielo con telescopio que permitió, según cuentan los esforzados que madrugaron para asistir al magno evento, observar Júpiter en todo su esplendor y con excelente detalle. En definitiva, y como no podía ser de otra manera a la vista de lo ocurrido hasta ahora, una experiencia memorable, interesantes descubrimientos de la geografía de nuestra maravillosa isla y momentos divertidos y gratificantes que, sin duda, se repetirán.

Fin de semana en Villa Perenquén

Aunque no siempre logramos llevar a cabo las actividades programadas pues, entre otras cosas, el tiempo juega malas pasadas, esta vez todo salió bien y pudimos disfrutar de un amplio fin de semana (de viernes a domingo) en un conjunto de casas rurales inmerso en una gran finca de plataneras y a pocos metros del mar: Villa Perenquén, en la localidad sureña de Playa de Alcalá. No fuimos muchos (siempre hay problemas) pero creo que a todos nos quedó un magnífico recuerdo de la experiencia.
Llegamos el viernes por la tarde, nos distribuimos entre las casa y habilitamos la cocina de una de ellas como cocina principal. Luego tomamos unos aperitivos para cenar posteriormente un magnífico abadejo a la brasa preparado por Eddy (a los hombres les tocaron las labores culinarias). La realidad es que se nos unió el aperitivo, la cena y una larga charla que se mantuvo hasta el momento de irnos a la cama. Por la mañana, después de desayunar, nos fuimos algunos a hacer una pequeña excursión por la zona de Chirche.
Tomás y Suso se quedaron en las casas y Pedro llegó durante esa mañana. A la vuelta de la excursión Tomás nos tenía preparado un almuerzo a base de pollo que hizo la delicia de todos los comensales y por la tarde bajamos a la costa donde Miguel nos encontró una zona de baño en unas charcas naturales.
Después del baño una nueva cena suculenta, esta vez Miguel fue el artífice de un arroz con verduras memorable. La verdad es que el hecho de que fuera 100% vegetariano nos liberó un poco la conciencia por un fin de semana tan poco austero… de todos modos nadie dijo que tenía que ser un retiro ascético ¿no?
El domingo, después de un desayuno con fruta natural, champán y otras delicatessen fuimos a una nueva caminata por los altos de Alcalá en la zona que llaman del Jaral y enlaza con el «camino de la cumbre». Con una pendiente de más del 30% el desayuno hizo su trabajo para no dejarnos desfallecidos. Un ejercicio saludable en un entorno maravilloso, un descubrimiento para todos los que fuimos. Al volver Eddy volvió a agasajarnos con un plato de pollo al jengibre acompañado de pasta que dio lugar a una relajada y dilatada sobremesa. A media tarde recogida y foto oficial de la actividad. Como de costumbre unos días estupendos en buena compañía y para disfrute de la naturalidad en su máxima expresión.