A las 10:30 en el bar de la Cruz del Carmen era la cita, el 18 de Julio. Unos minutos de debate para seleccionar la ruta que debía cumplir varios requisitos, no ser demasiado larga ni dura para estar al alcance de todos los asistentes, no discurrir por parajes habitados ni demasiado concurridos para poder disfrutar del desnudo. Nuestros «guías» Tomás y Suso se pusieron de acuerdo en breve y allá nos fuimos, adentrándonos en las frondas del precioso Monte de Las Mercedes, buscando el frescor y, admitámoslo, un lugar adecuado para el refrigerio que pensábamos disfrutar más adelante.
Tras un primer recorrido que empezó tras el mencionado bar llegamos a la carretera en un punto tal que al cruzarla se accedía a un camino con una barrera. Cierto que no es un camino de los «oficiales» pero cierto también que buscábamos discreción y, aún así, no estuvimos del todo solos. Pasada la barrera procedimos a desnudarnos y a partir de ahí disfrutamos de un recorrido de aproximadamente hora y media seguido de un desvío a la vuelta que nos llevó a un altozano en el que reponer fuerzas.
El encuentro con unos excursionistas que se tomaron nuestra desnudez con franca naturalidad compensaron con creces los desafortunados encuentros con zarzas importunas. La temperatura perfecta, las vistas espectaculares, la charla distendida y la conjunción de desnudez y naturaleza hicieron de la experiencia una delicia.